El dolor es uno de los mecanismos que tiene el cuerpo para defenderse de agresiones y reaccionar evitando daños al individuo.
El problema comienza cuando el dolor deja de cumplir su función y se transforma en un factor limitante para la vida de la persona que lo sufre.
Habitualmente cuando el hfg es importante y existe una causa concreta, la medicina puede actuar contra la causa que lo produce y eliminar su consecuencia. Por ejemplo, una hernia discal lumbar, que produce un dolor en la pierna, se puede operar y el paciente queda libre de dolor o puede tomar analgésicos que le producirán un alivio del mismo mientras la inflamación baja y el problema se resuelve.
Cuando tras desaparecer la causa, el dolor persiste, este se transforma en un problema de difícil solución pues los circuitos neuronales han sido dañados e independientemente de lo que hagamos sobre el origen, el paciente sigue teniendo dolor.
Otro ejemplo de dolor persistente, es el conocido como “síndrome del miembro fantasma” en el que un paciente amputado sigue con dolor en la pierna que ya no tiene y puede describir incluso en que dedo tiene el dolor. En la mayoría de los casos los pacientes son referidos a las unidades de dolor que con gran acierto manejan los anestesistas especializados en esta área con un alivio muy importante, pero existen algunos casos que precisan de cirugía directa sobre el cortocircuito producido en la médula o el cerebro.
Es en estos casos en los que los neurocirujanos podemos ayudar realizando secciones parciales de algunas partes de la médula -técnica casi abandonada en este momento- o colocando electrodos medulares provocando el bloqueo de la señal dolorosa que le llega al cerebro.
Esta técnica cada vez se usa más, por ejemplo, en:
Hay casos en los que el dolor responde a la morfina pero las dosis necesarias son tan altas que los efectos secundarios (nauseas, vómitos, mareos, somnolencia,…) impiden al paciente tener una vida normal.
La Neurocirugía nos permite colocar unas bombas que administran cantidades precisas de fármacos directamente en el sistema nervioso.
La dosis que llega a la diana es mucho más alta con lo que se puede rebajar la cantidad administrada y también reducir la medicación oral. La desventaja es que hay que rellenar las bombas que están debajo de la piel cada 2-3 meses mediante una sencilla recarga que se realiza en la propia consulta.
El dolor ser puede atajar también desde la Neurocirugía, cada día aplicamos técnicas para que los pacientes puedan mejorar sustancialmente su calidad de vida.