Entre las vértebras existe una estructura, el disco intervertebral, que tiene una función de amortiguación. El disco está formado por el núcleo pulposo y el anillo fibroso. En el movimiento de extensión la vértebra superior se desplaza hacia atrás con lo que el núcleo se engrosa por delante, provocando un aumento de presiones en las fibras anteriores del anillo que cuando alcanzan su umbral de tolerancia hacen que dicha vértebra recupere la posición previa.
A partir de los 30 años se producen cambios degenerativos en el disco que conducen a una pérdida de resistencia del mismo. El anillo fibroso puede hacerse incompetente y el núcleo puede desplazarse e incluso romperse. Esto es lo que se conoce como hernia de disco.
El disco está formado por el núcleo pulposo y el anillo fibroso. El núcleo pulposo ocupa la parte central y tiene un alto contenido en agua, que va disminuyendo con la edad, lo que hace que con los años pierda elasticidad y capacidad para soportar tensiones. El anillo fibroso recubre el núcleo pulposo y está formado por láminas dispuestas en distintos ángulos, lo que facilita la transmisión de presiones.
En el movimiento de extensión, la vértebra superior se desplaza hacia atrás, con lo que el núcleo se engrosa por delante, provocando un aumento de presiones en las fibras anteriores del anillo que, cuando alcanzan su umbral de tolerancia, hacen que dicha vértebra recupere la posición previa.
En flexión ocurre lo contrario y en los movimientos de inclinación lateral, el núcleo se engrosa por el lado contrario a la inclinación.
A partir de los 30 años se producen cambios degenerativos en el disco que conducen a una pérdida de resistencia del mismo. El anillo fibroso puede hacerse incompetente y el núcleo puede desplazarse posteriormente (protrusión discal) e incluso romperse, de forma que el núcleo se desplace. Esto es lo que se conoce como hernia de disco y puede producir síntomas por compresión de raíces nerviosas o incluso por compresión medular, en casos severos.
Las hernias de disco son más frecuentes a nivel cervical y lumbar, por ser estos los segmentos con mayor movilidad de la columna.
Puede producirse por traumatismo, pero lo más frecuente es que sea degenerativa.
Es fundamental realizar una historia clínica y una exploración física del paciente. Ante datos que nos hagan sospechar una hernia de disco se pueden solicitar pruebas complementarias: Resonancia Magnética (RMN) y/o electromiografía.
La mayoría de los pacientes mejoran con tratamiento conservador. Sólo en 1 – 2% de ellos es necesario realizar tratamiento quirúrgico.
Salvo presencia de pérdida de fuerza progresiva, alteración de esfinteres o dolor intratable todo paciente con ciática debe hacer siempre tratamiento conservador durante 6 a 12 semanas, tengan o no imagen de hernia de disco.
Existen hernias discales responsables de sintomatología y hernias discales asintomáticas (hasta en un 30% de la población asintomática existen imágenes patológicas en la RMN).
En la fase aguda lo fundamental es el tratamiento sintomático del dolor (analgésicos, AINES, esteroides, termoterapia). Cuando los síntomas agudos mejoran, comenzar alguna modalidad de ejercicio aeróbico (bicicleta estática, caminar…).
Durante 6 semanas limitar el levantamiento de pesos, el estar de pié e inmóvil de forma prolongada, conducir distancias largas y mantener posturas con el tronco inclinado hacia delante.
Si continúa mejorando, introducir ejercicios más enérgicos a partir de las 4 semanas. A partir de los 3 meses el paciente puede realizar cualquier actividad, teniendo en cuenta las normas de higiene postural.
Considerar el tratamiento quirúrgico en caso de dolor intratable, pérdida de fuerza importante y/o afectación de esfínteres.